Preparación de medicamentos
En la preparación de medicamentos se recomienda que todo el material deba ser desechable y aquél que precise estar estéril debe de venir envasado adecuadamente.
El antiséptico más recomendable es el alcohol etílico al 70%. Su eficacia es del 90% si se deja dos minutos, mientras que si se hace una friega rápida es el 75%. En caso de no disponer de alcohol se puede emplear clorhexidina, aunque siempre es mejor usar en antiséptico incoloro, ya que ello nos permite observar con mayor facilidad cualquier posible complicación (eritema, sangrado, etc.).
Las jeringas poseen tres partes: un cono para conectar la aguja, un cuerpo milimetrado con una lengüeta de apoyo.
Una vez extraída la jeringa de su envase, debemos de seguir conservando la esterilidad del cono y del émbolo ( de éste solo se debe de tocar la lengüeta a la hora de manipularlo).
Existen jeringas de diferentes capacidades: 1,2,5,10,20 y 50 ml respectivamente, siendo la cantidad de fármaco que hemos de administrar la que determinará su capacidad.
Las jeringas de 50 ml se usan normalmente para las bombas de perfusión portátiles, careciendo entonces de cono.
Las agujas están formadas por un cono y por una parte metálica.
Una vez extraídas del envase, se deben de seguir conservando estériles tanto la parte metálica como la parte del cono de la aguja que conecta con el cono de la jeringa. A la hora de preparar el material se debe de tener en cuenta que vamos a precisar dos agujas: una para cargar el medicamento en la jeringuilla y otra para administrarlo.
No se aconseja administrar el fármaco con la misma aguja con la que se carga la medicación ya que:
- Al haber más manipulación es más probable que se pierda la esterilidad.
- Al realizar el procedimiento de carga la aguja se puede despuntar con lo que, si empleamos esa misma aguja para administrar el medicamento, la técnica va a ser más dolorosa.
Si por alguna razón no disponemos de aguja de carga, usaremos para ello la de mayor calibre de las que tengamos.
Con respecto a las partes de la aguja, es interesante remarcar los siguientes aspectos:
La parte metálica va a variar según la vía a emplear, de tal modo que para cada caso se debe de usar un calibre, una longitud y un bisel adecuado:
- El calibre se refiere al diámetro de la aguja, el cual viene medido en números G: a mayor calibre, menor número G.
- La longitud variará según el número de capas de tejido a atravesar: a mayor número de capas, mayor longitud de la aguja. Nuestra elección también estará condicionada por el tipo de pacientes a tratar: adultos, lactantes, escolares, adultos con poca masa muscular,etc.
- El bisel nos habla del ángulo de la punta de la aguja, que es el que va a determinar el tipo de corte que se producirá en el momento en el que se atraviese la piel o la mucosa. El bisel puede ser largo (la aguja más puntiaguda), medio o corto (la aguja es menos puntiaguda, con un ángulo de 45°).
El cono de la aguja puede ser de diferentes colores, pero éstos no vienen determinados internacionalmente, sino por cada casa comercial. Aunque existe una cierta uniformidad entre las diferentes marcas (el cono de la aguja intravenosa suele ser amarillo, el de la intramuscular de adultos suele ser verde, el de la intramuscular de niños azul, etc.), a la hora de escoger la aguja no debemos fijarnos sólo en el color del cono, pues ello puede inducir a error.
Preparación de medicamento inyectable
Los medicamentos inyectables pueden encontrarse dentro de dos tipos de recipientes de cristal, las ampollas o los viales:
- Las ampollas se caracterizan por tener un cuello largo que presenta una constricción en su base, mientras que los viales tienen un cuello corto coronado por un tapón de plástico duro que está forrado externamente por un metal.
- Las ampollas constituyen un sistema cerrado que, una vez roto el cuello, pasan a ser un sistema abierto. Esto es: se puede aspirar el líquido fácilmente a través de la abertura que hemos creado.
- Los viales constituyen un sistema cerrado por lo que, para poder extraer sin dificultad su contenido, se debe de inyectar previamente en su interior un volumen de aire igual al volumen de la sustancia que albergan y que queremos extraer.
La medicación puede venir presentada para administrar directamente o mezclándola previamente con un disolvente. Así la encontraremos en forma líquida o como polvo, ya sea suelto o prensado.
Cuando haya que que mezclar el fármaco con un disolvente trabajaremos con dos recipientes: uno que contiene el fármaco y otro que contiene el disolvente. Por otro lado, debemos de tener en cuenta que hay que leer siempre las instrucciones. Así sabremos cómo se debe realizar la mezcla, la cantidad de disolvente que se precisa, si se puede desechar o no parte de éste, cuál es su composición (a veces pueden contener parte del principio activo o anestésico), etc.
Pasos para obtener la mezcla
- Cargar el disolvente en la jeringa.
- Introducir la cantidad de disolvente indicada en el recipiente que contiene el fármaco.
- Homogeineizar la solución si es necesario (en muchos casos se homogeniza espontáneamente al mezclar ambos productos). Para conseguir una solución homogénea nunca agitaremos la mezcla pues, además de formarse espuma, se pueden producir cambios que modifiquen su farmacodinamia. Lo que se debe hacer es rotar el recipiente (normalmente es un vial) entre las palmas de las manos hasta homogeneizarla.
- Cargar la solución nuevamente en el jeringuilla.
Selección de la jeringa
- El volumen de la medicación y la cantidad de tejido para la inyección requieren seleccionar una jeringa que pueda medir cantidades exactas de solución.
- Para volúmenes de menos de 1 ml de solución es apropiada la jeringa de tuberculina.
- La longitud de la aguja debe ser lo suficiente para alcanzar el tejido indicado (subcutáneo, músculo, vena, etc.).
- Las agujas de diámetro pequeño son las que causan menos molestias, pero las medicaciones viscosas.
Instrucciones para cargar en una jeringa un medicamento inyectable a partir de una ampolla
- Tome la ampolla y golpee suavemente su parte superior con un dedo, así todo el contenido pasará a la parte inferior del recipiente.
- Coloque una gasa pequeña alrededor del cuello de la ampolla con el fin de evitar un posible corte. Si no tiene gasa puede utilizar una tórula de algodón.
- Sujete la ampolla con la mano no dominante. Con los dedos pulgar e índice de la otra mano, rompa el cuello de la ampolla en dirección opuesta a usted.
- Busque la marca que trae la ampolla para romper.
- Tome la jeringa que previamente había preparado con la aguja de carga e inserte ésta en el centro de la boca de la ampolla. no permita que la punta o el cuerpo de la aguja toquen el borde de la ampolla. Si ello sucede, deseche el material y reinicie el procedimiento.
- Incline ligeramente la ampolla y vaya aspirando el medicamento con la jeringa. Recuerde que para movilizar el émbolo no debe apoyarse en éste, sino en las dos lengüetas que posee la jeringa: la del propio émbolo y la del cuerpo.
- Una vez cargada toda la medicación, saque la aguja de la ampolla. Sostenga la jeringa con la aguja apuntando hacia arriba para que el líquido se asiente en el fondo de la primera.
- Golpee la jeringa con un dedo para favorecer que asciendan las burbujas de aire que se puedan haber aspirado. Tire levemente del émbolo para que si queda algo de líquido en la aguja éste caiga al cuerpo de la jeringa. Ahora empuje suavemente el émbolo hacia arriba para expulsar el aire, procurando que no se pierda nada del líquido. Ya tiene la medicación cargada. Proceda ahora a cambiar la aguja de carga por la que vaya a utilizar en el paciente. No se recomienda purgar la jeringa en esta última pues hay soluciones que, al contacto con el metal, se cristalizan y obstruyen la aguja.
- Conecte la aguja de carga a la jeringa elegida.
- Retire al protector de la aguja.
- Cargue la jeringa con un volumen de aire equivalente al volumen de sustancia que vaya a extraer.
- Retire la tapa metálica del vial y desinfecte la parte que queda expuesta con un antiséptico.
- Inserte la aguja por el centro del tapón e inyecte el aire en el vial sin dejar que el émbolo se retraiga. Procure que el bisel de la aguja quede por encima de la medicación, sin introducirse en ella, pues así se evita la formación de burbujas y se facilita la extracción posterior del líquido.
- Tome el vial con la mano no dominante a la vez que con la otra sujeta firmemente la jeringa y el émbolo.
- Invierta el vial, mantenga la aguja en la misma posición: ahora, al haber invertido el vial, la aguja debe quedar cubierta por el líquido (se previene las aspiración de aire).
- Permita que la presión positiva del aire introducido llene poco a poco la jeringa con el medicamento (la presión impulsa el líquido hacia la jeringa y desplaza el émbolo). Tire un poco del émbolo si es necesario.
- Retire la aguja del tapón del vial. Aveces la presión existente en éste puede hacer que al realizar esta maniobra salga algo de líquido y nos salpique. Para evitarlo, tenga la precaución de volver a colocar el vial en posición original (recuerde que para extraer la medicación lo había invertido).
- Si lo que ha extraído es la medicación, aquí ha terminado el procedimiento de carga.
- Si lo que ha extraído es el disolvente y ahora tiene que introducirlo en el vial de la medicación, actúe siguiendo los pasos que se han detallado hasta ahora. La única diferencia es que no tendrá que cargar la jeringa con aire, pues ya la tiene cargada con el disolvente.
- Purgue la jeringa como ya se explicó anteriormente.
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Técnico en Enfermería de Nivel Superior.
Experto Técnico en Prevención de Riesgos.
Heartsaver CPR /AED/ First-Aid Heart Center, National CPR Foundation.
Cursos de Especialización en Salud Cardiovascular e Hipertensión Arterial, Harvard University, Medical School, Estados Unidos.
Colegiada en Colegio Nacional Paramédico y TENS de Chile.
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