El alzheimer es una patología neurodegenerativa cerebral, progresiva e irreversible, que afecta de forma difusa a las neuronas de la corteza cerebral, lleva a una degeneración de la función cognitiva y a trastornos conductuales.
La OMS define a la demencia como un síndrome debido a una enfermedad del cerebro, generalmente de naturaleza crónica o progresiva, en la que hay déficit de múltiples funciones corticales superiores, que repercuten en la actividad cotidiana del enfermo.
El alzheimer se caracteriza por un deterioro de la capacidad del sujeto, para controlar sus emociones, desenvolverse en su entorno, de acuerdo a unas pautas de conducta normales, coordinar adecuadamente sus movimientos y memoria.
Síntomas
Por lo general, aparece alrededor de los 65 años, aunque también, puede darse en personas más jóvenes.
Muchos de los signos que podemos observar, pueden ser fácilmente confundidos, con los signos típicos del envejecimiento. Uno de los más claros síntomas, son el comenzar a olvidar cosas, actividades o nombres de personas.
Tratamiento
Actualmente no hay remedio para el alzheimer, sin embargo, en un tratamiento otorgado por un médico, los medicamentos están destinados a retardar el avance de la enfermedad.
Con esto se pretende, reducir síntomas de depresión, síntomas psicóticos, trastornos del sueño, mejorar la función cognitiva y frenar ciertos procesos metabólicos.
Por esta razón es importante realizar actividades cognitivas e intelectuales, acompañados de una alimentación saludable rica en antioxidantes y vitamina E, baja en grasas saturadas, alta en omega-3 y realizar actividad física moderada.
Medidas preventivas
Una vez que se ha diagnosticado la enfermedad, comenzará un proceso muy difícil, tanto para el enfermo, como para las personas que le rodean.
Todo el entorno del enfermo, la casa y familia, deberá ser reorganizado, para evitar cualquier tipo de lesión para el enfermo, asegurando una mejor calidad de vida.
Prevención de accidentes
- Quitar todo aquello con lo que sea fácil resbalar, eliminar obstáculos que dificulten el desplazamiento, evitar que los cables arrastren por el suelo, asegurar un buen alumbramiento. Existen andadores adaptados, que se pueden conseguir en centros de ortopedia como medio de apoyo para el paciente.
- Retirar de la circulación todo tipo de materiales cortantes, inflamables y tóxicos.
- Colocar en el baño barras que faciliten la entrada y salida de la misma, material antideslizantes.
- Instalar seguros en ventanas y puertas.
- No dejar solo al paciente en lugares como terrazas, escaleras.
- Tener a mano el número de teléfono del servicio de urgencias o centro de salud más cercano.
Organizar el entorno
- No cambiar las cosas de sitio para no desorientar al enfermo.
- Indicar el recorrido desde el dormitorio hacia el baño y la cocina, y se pueden colocar carteles con el nombre (y a ser posible un dibujo sencillo) de estas estancias en la puerta.
Actividades cotidianas
Desde las primeras etapas de la enfermedad, se debe crear una rutina y seguirla lo más fielmente posible; lo que ayudará al enfermo a orientarse en el espacio y en el tiempo.
Esto también se puede conseguir facilitando al paciente el acceso a un calendario donde pueda ir tachando los días de la semana, elaborando una lista de actividades a realizar, o dejar en un lugar visible un reloj, que el paciente comprenda (normalmente les resulta más fácil interpretar los relojes digitales).

Paula Rojas Hormazábal
Instructora en Primeros Auxilios, RCP y DEA. Técnico en Enfermería de Nivel Superior. Experto Técnico en Prevención de Riesgos. Heartsaver CPR /AED/ First-Aid Heart Center, National CPR Foundation. Cursos de Especialización en Harvard University, Medical School, Estados Unidos. Colegiada en Colegio Nacional Paramédico y TENS de Chile.