El shock neurogénico o choque neurogénico es una condición en la que no hay suficiente flujo sanguíneo en el cuerpo debido a la pérdida repentina de las señales del sistema nervioso simpático, encargado de mantener el tono muscular normal en las paredes de los vasos sanguíneos.
Cuando ocurre el shock neurogénico, los vasos sanguíneos se relajan y se dilatan, dando lugar a la acumulación de sangre en el sistema venoso y a una disminución general de la presión arterial.
Es una afección potencialmente mortal que requiere atención médica inmediata para prevenir daños irreversibles en los tejidos o incluso la muerte del paciente. Hay varios tipos de shocks, sin embargo, el neurogénico es considerado como el más difícil de manejar debido al posible daño irreversible de los tejidos.
El shock neurogénico no debe ser confundido con el shock espinal, ya que el segundo tiene una duración que va desde un día a un par de días, y la ausencia del tono sensorial y motor es temporal también. El shock neurogénico, por el contrario, se prolonga durante varios días hasta algunas semanas y puede resultar en la pérdida del tono muscular.
Principales signos y síntomas de shock
Los dos síntomas principales que suelen surgir a consecuencia de un shock neurogénico son:
Disminución de la presión arterial
La hipotensión o la presión arterial baja como consecuencia de una reducción de la resistencia vascular sistémica traducida en la recogida de sangre dentro de las extremidades, lo que produce deficiencia en el tono simpático.
La lesión en la médula espinal resulta generalmente en la incapacidad de los vasos sanguíneos de contraerse, y como respuesta a la alteración del sistema nervioso autónomo, hay una disminución de la presión arterial.
Hipotermia
La hipotermia es una caída excesiva de la temperatura corporal en la que el paciente tiene los miembros calientes y el resto del cuerpo frío al tacto. Esta característica puede ser un síntoma de shock neurogénico.
Se produce debido a que generalmente la lesión en la médula espinal resulta de la pérdida del tono simpático, que a su vez puede terminar en la incapacidad de reorientar el flujo sanguíneo a la circulación del núcleo, causando pérdida excesiva en la temperatura corporal.
Bradicardia
La bradicardia es uno de los signos claves del shock neurogénico, caracterizándose por una frecuencia cardíaca en reposo de menos de 60 latidos por minuto.
Esto es debido a que la lesión de la médula espinal causa un daño en los nervios, que a su vez hace que las paredes de los vasos sanguíneos se relajen y disminuya la frecuencia cardíaca.
La bradicardia también se encuentra agravada por la hipoxia o la insuficiencia en el suministro de sangre.
Otros síntomas de shock incluyen: respiración superficial y rápida o dificultosa, apariencia pálida de la piel, piel fría y húmeda, mareos y aturdimiento, náuseas y vómitos, desmayo, pulso rápido y débil.
En el estado grave de shock neurogénico, los síntomas también pueden ir acompañados de:
- Cambio en el estado mental o confusión y desorientación
- Ansiedad
- Miradas en blanco o los ojos mirando a la nada
- Sin respuesta a los estímulos
- Baja o ninguna cantidad de orina
- Sudoración excesiva
- Decoloración azulada de los labios y los dedos (que significan una privación de oxígeno en el cuerpo)
- Dolor torácico significativo
- Inconsciencia.
La gravedad de los síntomas dependerá de la lesión que originó el shock, porque en caso de lesiones en la columna, mientras más alta sea, más severos podrán ser los síntomas.
Existen otros tipos de shock que también pueden causar este tipo de síntomas, como es el caso del shock séptico o del shock cardiogénico. Sin embargo, en cualquiera de los casos es siempre importante acudir lo más rápido posible al hospital para iniciar el tratamiento.
Causas del shock neurogénico
La principal causa del shock neurogénico son las lesiones que ocurren en la columna, debido a golpes fuertes en las costillas, caídas de altura o accidentes de tránsito.
Sin embargo, una técnica incorrecta en la administración de la anestesia epidural, el uso de algunas drogas o medicamentos que afectan el sistema nervioso, también pueden ser causas de un shock neurogénico.
Tratamiento del shock
El tratamiento para el shock neurogénico debe ser iniciado lo más rápido posible para evitar complicaciones graves que coloquen en peligro la vida.
El shock neurogénico es una situación potencialmente mortal, por lo que se considera una emergencia médica con el fin de preservar la vida del paciente.
La inmovilización de la columna vertebral es necesaria para prevenir daños adicionales en la médula espinal.
El ingreso al hospital más cercano es necesario para asegurar la preservación de la vida. El objetivo de los médicos de urgencias será el de estabilizar al paciente y prevenir cualquier daño irreversible de los tejidos.
Para la presión arterial, el paciente debe recibir la administración de líquidos intravenosos con el fin de restablecer los valores. La dopamina y otros agentes inotrópicos pueden ser infundidos en caso de ser insuficiente la reanimación con líquido.
Para la bradicardia grave se suele administrar atropina o un marcapasos si es necesario.
En el caso de que ya haya habido déficit neurológico, la dosis alta de metilprednisolona puede administrarse dentro de las ocho horas siguientes a la aparición del shock neurogénico.

Paula Rojas Hormazábal
Instructora en Primeros Auxilios, RCP y DEA. Técnico en Enfermería de Nivel Superior. Experto Técnico en Prevención de Riesgos. Heartsaver CPR /AED/ First-Aid Heart Center, National CPR Foundation. Cursos de Especialización en Harvard University, Medical School, Estados Unidos. Colegiada en Colegio Nacional Paramédico y TENS de Chile.